Como todos conocéis debido a los medios de comunicación, Anllares vuelve a la actualidad y el motivo esta vez ha sido por el desmantelamiento poco a poco de la antigua central térmica de Anllares cesada de su actividad en diciembre del 2018.
Posterior a esa fecha en junio del 2020 se produce el desmantelamiento de los silos, en noviembre de ese mismo año la demolición de la chimenea de 150 m de altura y por último hace unos días la demolición de la torre de refrigeración.
Con esto, la historia del Bierzo y la minería va tomando forma, con un paso hacia atrás de grandes emblemas de la comarca, dejando en el recuerdo a 180 trabajadores que operaban en ella y siendo clave para la economía provincial, que generó una riqueza y un desarrollo para las cuencas en casi 40 años de servicio. Anllares se convertía en la primera térmica clausurada en el Plan de Descarbonización del Gobierno.
La central contaba de un grupo de 350 MW de potencia nominal puesto en servicio en noviembre de 1982.
La antracita y hulla de la cuenca del Bierzo y Laciana eran sus principales fuentes de energía que eran transportados por carretera y en menor proporción, carbón importado de diferentes países. Se calcula que su consumo anual era 736.000 toneladas de carbón y para apoyar la combustión se utilizaba fuel-oil y en las puestas en marcha gas-oil. También la central contaba con un parque de carbones de capacidad para 1.200.000 toneladas.
Antes del desmantelamiento total de la central térmica se presentaron alternativas para que no hubiese desaparecido este emblema de la provincia siendo una propuesta la de abrir un restaurante en la parte superior de la gran chimenea, pero desde la propiedad de la central no fue aceptada. Debido a la situación actual, el pueblo de Anllares busca la manera de mirar al frente y ver el futuro con nuevos proyectos de transición justa, sostenibles y verdes.