Los muros de escollera son uno de los elementos indispensables para la contención de tierras ya que, normalmente, todas las intervenciones en el mundo de la ingeniería civil requieren de un movimiento de tierras o preparación de suelos.
Una escollera se construye a partir de bloques pétreos, normalmente obtenidos de forma natural, que tienen formas prismáticas. Existen 3 tipos de muros de escollera:
- ESCOLLERA VERTIDA: los bloques se colocan de forma aleatoria para dejar más hueco entre ellos. Este tipo se utiliza generalmente para obras marítimas o fluviales, pero se pueden utilizar en carreteras como mantos de drenaje o para corregir problemas geotécnicos.
- ESCOLLERA COMPACTADA: los bloques se encuentran un poco más compactados entre sí. Este tipo se utiliza para la construcción de muros en zonas marítimas ya que, a diferencia de la escollera vertida, obtiene mejores parámetros geotécnicos.
- ESCOLLERA COLOCADA: a diferencia de los anteriores tipos descritos, éste se construye a partir de bloques de rocas irregulares de forma poliédrica. El tamaño de los bloques es muy variable, ya que no se trabajan sus acabados. Estos muros se construyen bajo un método de mampostería seco y se utilizan para mantener las tierras colindantes en cualquier tipo de excavación. Generalmente, se utilizan en obras de carreteras para protegerlas de la erosión en las entradas y salidas de drenajes, taludes o muros de contención.
Los muros de escollera son muy útiles para facilitar el drenaje del terreno, admiten distorsiones de éste sin llegar a romperse o sufrir daños y se disimulan muy bien con el entorno natural. En cambio, puede haber defectos en el montaje, ya que al tratarse de elementos mampuestos, la tarea de colocación suele ser muy complicada y tediosa.